La conciencia de la quietud, de la respiración y del movimiento.
En nuestra sociedad, las personas sólo tienen tiempo para la actividad. Esto, normalmente, nos conduce al estrés, a las tensiones físicas (musculatura, articulaciones, ligamentos, tendones y órganos internos); puede provocar también enfermedades, derivadas del desequilibrio entre nuestro cuerpo y nuestra mente (emociones y pensamientos), y ser la causa de angustias, ansiedad, tristezas, miedos, fobias, depresiones …
Con los conocimientos adquiridos y la experiencia en el trato de problemas físicos y mentales, mi interés ha sido sintetizar diferentes técnicas y disciplinas, que nos ayuden a la prevención de las enfermedades provocadas por desajustes, aliviarlas y, en algunos casos, curarlas.
Podemos dividir la persona en dos partes: el cuerpo y la mente, y en cuatro estados: físico, emocional, mental y espiritual.
En el método Cosment, aplicamos técnicas orientales que nos ayudan a trabajar, equilibrar y potenciar estos cuatro estados. Las dos disciplinas básicas son el chí kung / tai chí, proveniente de China, y el yoga, que proviene de la India.
Debemos ser capaces de dejar nuestra actividad durante unos segundos / minutos, para tomar conciencia de nosotros mismos y, en lugar de recibir información de nuestro exterior como hacemos a lo largo de todo el día, mediante nuestros 5 sentidos (vista, oído, tacto, gusto y olfato), buscar información en nuestro interior.
Podríamos detenernos y hacer un ejercicio tan simple como preguntarnos: ¿cuantos minutos al día pasamos recibiendo alimentos para nuestro cuerpo, durante las diferentes comidas que hacemos? y ¿cuántos pasamos, conscientemente, recibiendo el alimento más importante para nuestra vida, el aire? Nos daremos cuenta que no sabemos respirar, que respiramos mal o que siempre lo hacemos de la misma manera, olvidando que hay muchas formas de respiración y cada una de ellas nos aporta un beneficio concreto: relajar, estimular, … y que nos pueden conducir a diferentes técnicas de relajación y meditación, que realizamos al inicio de las clases, para preparar nuestro cuerpo y nuestra mente para los ejercicios que posteriormente llevaremos a cabo.
Mediante la movilización selectiva y coordinada, movemos y desbloqueamos la totalidad de las nueve articulaciones del cuerpo: hombros, codos, muñecas, cintura, espina dorsal, cuello, cadera, rodillas y tobillos.
Utilizamos la rotación articular, continua y en diferentes planos o alturas, para estirar, relajar y tonificar; se trabajan los ligamentos, músculos, los tendones y los vasos sanguíneos, para drenar los órganos internos, las vísceras y, finalmente, abrir, relajar y estimular la porosidad energética de la piel.
Relajar el cuerpo para hacerlo flexible, liberar las tensiones físicas, con la correspondencia que esto tiene a nivel emocional y mental; expandir y separar articulaciones, facilitar la libre circulación de energía corporal entre órganos, articulaciones, músculos y piel; eliminar toxinas, desbloquear patrones cronificados de tensión corporal, y mejorar la capacidad de autosanación.
También nos ayudarán para conseguir estos objetivos, la utilización de materiales como: palos de madera de diferentes tamaños, un aro de madera, gomas elásticas…