Nuestros pies:

¿Hemos parado atención de qué trato damos a nuestros pies?

¿Qué tipo de calzado llevamos?

Nos duelen los pies al terminar el día y tenemos ganas de quitarnos el calzado que llevamos?

Recordemos que los pies son los que nos mantienen en el suelo donde caminamos, nos permiten desplazarnos de un lugar a otro, etc.

Las sensaciones que recibimos de nuestros pies afectan a la totalidad de nuestro cuerpo.

La reflexología se basa en el principio de la existencia de zonas reflejas en los pies y en las manos, que se corresponden con todas las partes, órganos y glándulas correspondientes en el cuerpo.

La reflexología influye en el flujo de la energía en el organismo. Consigue eliminar los bloqueos e interrupciones de los flujos corporales, con lo que la circulación de la sangre y del líquido linfático se equilibran y se normalizan.

Existen 7200 nervios con sus ramificaciones en cada pie, las cuales tienen numerosas interconexiones a través de la médula espinal y el cerebro, con todas las zonas del cuerpo.

La reflexología se basa en la aplicación de presiones y masajes con el pulgar y los demás dedos en las diferentes zonas reflejas, de los pies y las manos.

Un tratamiento de reflexología podal, tiene una duración de unos 30 minutos por cada pie / mano por sesión.

Nuestras manos:

¿Nos hemos parado a pensar de qué manera tratamos nuestras manos?

Posiblemente, es la parte de nuestro cuerpo que más utilizamos: expresan, comunican nuestra actitud, transmiten emociones, dan, reciben, cogen, se tensan. Y ¿hemos pensado cómo lo hacen?

Nuestras manos son también expresión de nuestro cuerpo físico: en ellas encontramos reflejadas todas las partes del cuerpo. Si tocamos, estimulamos, relajamos, hacemos masaje … en las manos, obtenemos beneficios en todo nuestro cuerpo. Y del mismo modo, cuando tensamos las manos, también estamos tensando nuestro cuerpo, y la primera parte que sale perjudicada son los hombros, pecho y plexo.

¿Nos hemos parado nunca, durante el día, unos segundos, a observar cómo tenemos las manos?

Seguramente no estarán abiertas, sino ligeramente o bastante cerradas, y según nuestro nivel de estrés, prisas, etc. las cerramos y tensamos más.

Pongamos un momento las manos sobre una mesa y las observamos.

Incluso, si las relajamos continuarán ligeramente cerradas; tendremos que hacer un pequeño esfuerzo para abrirlas del todo.

En el blog hay una serie de ejercicios sencillos para hacer con las manos.

Os recomiendo un ejercicio breve que ayuda a abrir las manos y estimula el pecho, el plexo y los hombros.

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