Nuestra mente es el órgano más complejo de nuestro cuerpo, formado por millones de neuronas, cada una con funciones diferenciadas.

Este conjunto no siempre funciona como lo tiene que hacer: puede tener un funcionamiento anómalo, o simplemente puede estar alterado por hechos externos, problemas o situaciones, que causan reacciones que no son las que querríamos, incluso pueden llegar a anular nuestra voluntad o impedir movernos con normalidad en el día a día.

Muchos problemas de salud y dolencias crónicas bien pueden tener su origen en nuestras acciones, emociones, pensamientos, la forma que nos hablamos a nosotros mismos… que afectan nuestro cuerpo y a nuestros órganos internos y pueden llegar a enfermar. Dependiendo si son positivos o negativos provocan unas vibraciones internas que favorecen o debilitan nuestro interior, por lo tanto nuestra salud.

Esta terapia es un tratamiento que busca estimular el pensamiento a través del subconsciente, con el objetivo de conseguir recursos para poder afrontar el día a día, con técnicas de relajación/meditación, basadas en la respiración (como herramienta base), la concentración y la visualización (imaginación), que nos ayudan mucho en el día a día, para encarar los problemas, las situaciones cotidianas, todo aquello que nos causa malestar, sensaciones y sentimientos negativos, estrés, miedos, depresiones, angustias, fobias, vicios, etc. para que nos incomoden el mínimo posible.

Normalmente, las soluciones son de lógica, pero como pacientes no conseguimos identificarlas plenamente o no sabemos como aplicarlas, puesto que no prestamos atención a causa de las prisas, estrés… de nuestro día a día.

La terapia meditativa, psicología meditativa, consta de una primera sesión con una parte psicológica, comentando la problemática de la persona desde el consciente: qué sucede en su interior, y en su entorno, qué es aquello que quiere mejorar o solucionar, molestias físicas, sensaciones… buscando las posibles causas de la situación/problema, que vayamos a tratar.

Después pasamos a una segunda fase, de analizarlo, no con el consciente, como hemos hecho en la primera parte psicológica, (porque lo que hacemos normalmente es luchar contra ellos en lugar de acogerlos), sino tratarlo desde la relajación, la meditación con el paciente estirado, trabajando con la respiración, ayudando el paciente a relajar el cuerpo tocando, presionando… con las manos puntos de los pies, piernas, abdomen, plexo, pecho, hombros, brazos, manos, cara y cabeza, para desbloquear puntos del cuerpo, ayudando así a encontrar un estado que nos facilite aceptar el momento presente, haciendo una relajación guiada, que se graba, para que el paciente, posteriormente pueda ir escuchando la meditación en su casa, tratando el caso que nos ocupa y haciendo que el/la paciente no tenga que usar el consciente para pensar, sino simplemente seguir el que se le va diciendo, haciendo servir el subconsciente, con palabras, la repetición de una palabra (mantra), imágenes… y no con el pensamiento, puesto que el que haríamos es luchar con él. Así sustituimos la imagen, actitud… negativa por la positiva: tal como queremos ser, actuar, etc.

También podemos ayudarnos (según cada caso a tratar), de la terapia con el sonido de los boles tibetanos, que podéis encontrar más información en la web.

https://www.cosment.net/es/terapias/cosment-terapia-con-cuencos-tibetanos/

Se llevarán a cabo otras sesiones de más o menos durada, dependiendo del caso a tratar, para poder ir reforzando el trabajo, teniendo en cuenta que es muy importante la constancia en la práctica diaria y la confianza en un mismo de cara a obtener resultados, puesto que depende de nosotros y podemos conseguirlo simplemente dedicándonos unos minutos al día, tomando conciencia de nuestro cuerpo y nuestra mente.